He disfrutado profundamente con cada una de las obras de Wilbur Smith. Para mi sorpresa, este libro “El Triunfo del Sol”, no lo conocia.
Me sumerjo con ansias en su trama en donde encuentro a viejos conocidos descendientes de los Courtneys y los Ballantines, poderosos protagonistas de las épicas aventuras escritas por el autor.
En el conflictivo Sudán , pronto se enfrentan en la historia tres imponentes bestias africanas, tres elefantes machos con otros machos, bestias, pero humanos, quienes de un cuchillazo cercenan la trompa del majestuoso animal y luego sus patas dejándolo gritando su dolor y su impotencia, mientras empieza a surgir sangre de las heridas y de entre las mismas páginas del libro.
Desconozco tanta bestialidad en esta obra, o el autor cambió o simplemente no es él.
Es probable también que yo me haya vuelto más sensible. Tanta matanza, por tantos machos salvajes, y realizado todo en el nombre de Alá, no me seduce.
Claro que recién empieza la historia. Luego, en cualquier etapa en que el lector se encuentre, terminará hecho una pelota sanguinolenta, si es que logra superar el ser ensartado por “un colmillo de elefante más grueso que un muslo de mujer”.
Si estas escenas no lo dejan con el corazón en la boca, lo hará cuando conozca el “beso de la hija del cañonero” : brutal práctica en la que el hallado culpable de alguna acción ilícita, es atado a la boca de un cañón que al dispararse lo deja partido en pequeños pedacitos mientras la cabeza rueda ante el aplauso de todos los espectadores, y siempre teniendo en cuenta que la bala apunta al frente enemigo , de manera a no desperdiciarla y matar de paso a alguno que otro en el otro frente .
Suspenso y aventura bajo el ardiente sol, sin ninguna sombra de duda.