Historias narradas magistralmente permitiéndonos una visión de la realidad nacional.
Con cierta añoranza miro a mi lejana niñez en la ciudad de Encarnación en donde recuerdo a mi padre y a mi madre mientras miraban la película “ El trueno entre las hojas “ con Isabel Sarli y Armando Bo, y a mí misma mandada a permanecer sentada en el suelo y a ¡no mirar!. Yo escuchaba el sonido de los truenos y de la lluvia. ¡Estaba convencida de que era una película de terror!
Con gusto leo este cuento con los truenos aún retumbando en mis oídos.
“Antes de establecerse la primera fábrica de azúcar en Tebicuary-Costa, la mayor parte de sus pobladores se hallaba diseminada en las montuosas riberas del río. Vivían en estado semisalvaje de la caza , de la pesca de sus rudimentarios cultivos , pero por lo menos vivían en libertad , de su propio esfuerzo , sin muchas dificultades y necesidades. Vivían y morían insensiblemente, como los venados, como las plantas, como las estaciones”. (Pag. 188).
“La vaca brava” era la mujer del encargado. No se si ella era la Sarli?
Finalmente la peonada esclava empezó a protestar. Se empezó a poner todo mas complicado y el dueño decidió vender el ingenio a un gringo que fuera algodonero en Virginia y a quien la situación no le asustaba.
Luego,
“Tebicuary del Guairá estaba mucho peor que antes. Sus pobladores habían salido de la paila para caer al fuego”. (Pag. 199)
Olvidados de todos, volvían a empezar.