Caminando por la amplia Biblioteca del Congreso, me encuentro a este librito, o mejor , él me encuentra a mí, como generalmente me ocurre. Al ver el nombre del autor en letras rojas , me tiré de cabeza a tomarlo y llevarlo a mi lugar de lectura.
Como siempre me ocurre con un buen libro, empiezo a disfrutarlo desde la primera página. Me dijo una compañera , comunicadora, al mirar su atractiva portada: ”Es un libro para leerlo en la playa”, “ no lo sé “, le contesté, es mi trabajo leerlo y lo pienso disfrutar en donde sea.
Y … empiezo a pensar… ¿soy una buscadora? Adentrándome en el primer cuento que nos transporta a la ciudad de Kammir en donde aprendemos que el único tiempo vivido fue el tiempo feliz. Creo firmemente que vinimos a ser felices y yo procuro serlo en cada minuto de mi vida. Si, quizás sea una buscadora de momentos felices, y no sé si los busco, pero ciertamente a menudo , estos momentos me encuentran, al igual que los libros.
Y seguimos pensando a traves de estas hermosas historias, profundas y tan cotidianas, como la vida misma, soñamos, crecemos, evolucionamos. Y al terminar estos cuentos, para mi sorpresa, encuentro mi epitafio :
“Ser feliz es sentir la convicción de estar en el camino correcto”
Y como dice el autor, que Así sea! Amén!
